sábado, 23 de abril de 2022

Neyba Informativo

Cobran coima de hasta 30% por rebotar pacientes de hospitales a clínicas

 


Para el doctor Nelson Ro­dríguez Monegro, ex di­rector del Servicio Na­cional de Salud (SNS), la denuncia hecha por su ac­tual incumbente, doctor Mario Lama de “enrama­dos” o “negocios” dentro y alrededor de los hospi­tales, es una realidad que viene desde hace muchí­simos años contra la cual luchó y no pudo erradicar.

“El doctor Mario Lama tiene mucha razón y me apena que todavía no he­mos avanzado sobre eso, a pesar de que nosotros lu­chamos mucho por erradi­car esa práctica, empoderé personas para investigar casos específicos, pero no se llegaba a nada concre­to, porque hay un entra­mado de complicidades enorme en eso y esa es la realidad”, señaló el ex di­rector del SNS, puesto al que renunció en el 2018.


En opinión Rodríguez Mo­negro la forma de combatir esos conflictos de intereses es que los hospitales cuen­ten con todos equipos y los servicios en las mejores con­diciones y que haya un ri­gor, porque no se puede tener trabajando en el hos­pital a personas que tienen establecimientos de salud que compitan con el centro público.

También, ve imprescindi­ble aumentar el rigor de su­pervisión y vigilancia para detectar ese tipo de conflic­tos de intereses.

El origen de todo
Al referirse al origen de esa vieja práctica, el ex funciona­rio, quien ha ocupado dife­rentes funciones en el campo sanitario estatal del país, ex­plica que surgió como conse­cuencia de la precariedad de muchos hospitales en térmi­nos de laboratorio, banco de sangre, deficiencias en equi­pos de rayos equis y sonogra­fías, entre otros, dando pie a que empezaran a prolife­rar una serie de servicios pri­vados en los entornos de los hospitales.

De ahí, agregó, que se va a encontrar laboratorios, bancos de sangre, centros de sonografía y otros mé­todos diagnósticos que sur­gen como alternativas a las deficiencias de los hospita­les. Qué pasa, se preguntó, y respondió que muchos de esos negocios tienen víncu­los con personas que traba­jan en los hospitales y ahí es que comienza el conflicto de interés.

Un caso que no olvida
Recordó que cuando dirigió el hospital Toribio Bencos­me, de Moca, se encontró con un médico que todos los análisis clínicos que les hacía a los pacientes que iban al hospital los enviaba a un laboratorio privado, a pesar de que el laboratorio del hospital estaba en mejo­res condiciones.

Dijo que como detectó eso, llevó al médico a cono­cer bien el laboratorio del hospital y posteriormente fueron juntos a hacer una visita al laboratorio clínico privado en cuestión, y al fi­nal le preguntó al facultati­vo cuál de los dos tenía me­jor centro de bioanálisis, y ante su respuesta de que era el centro público, le hi­zo la pregunta de las razo­nes por las que refería los pacientes.

El ex director del SNS se­ñaló que la razón de esos referimientos era que ese centro privado le daba un 30% de los pagos por servi­cios que hacían los pacien­tes que el médico le remitía.

Señaló que se han dado casos también de que un per­sonal deja caer una de las pie­zas del sonógrafo para que se dañe. “Hay 10 mil formas de cómo afectar y dañar un equipo, lo que gravita sobre esos hospitales”, señaló.

 SEPA MÁS
Una gran lucha

Dijo que en su momen­to, cuando ocupó la di­rección del SNS, tuvo una gran lucha por frenar esas prácticas y que incluso cuando licitaba un equi­po, licitaba también el servicio para que quien la ganara asegurara la capa­citación del recurso hu­mano sobre la utilización del mismo y también ase­gurar el mantenimiento de esos equipos.

Explicó que a veces se encuentran equipos muy sofisticados en hos­pitales que se dañan porque no se usan, por­que no saben usarlos, y se debe asegurar la ca­pacitación del recurso humano y el tratamien­to preventivo para ser reparados en caso de da­ñarse.

Recordó que en tiempos muy remotos se podían encontrar clínicas priva­das que estaban equi­pados con los insumos del hospital, incluyen­do el instrumental qui­rúrgico, sobre el cual, di­jo, siempre hay que es­tar muy vigilante porque hay pinzas muy costosas que pueden desaparecer y recordó casos donde se perdieron equipos com­pletos.