OPINION: La Ruptura Pendiente en la República Dominicana (1)
ruptura debe entenderse como el salto histórico-político, como negación de una conducta y actuación, moral y ética, de un régimen y de una época caracterizada por el crimen, la persecución política, la corrupción, el nepotismo y todo tipo de práctica negadora de los fundamentales derechos ciudadanos.
La conceptualización y contextualización del proceso de
Un breve recorrido
histórico por una parte de los países de América Latina en los que se han producido procesos que han significado verdaderas rupturas, que han significado periodos
de transición hacia estadios cualitativa y cuantitativamente superiores, hay que destacar la triunfante Revolución Cubana, de 1959, encabezada por
Fidel Castro, el cual constituye el primero y más alto ejemplos de la región.
El joven Castro derroca con
las armas en las manos la dictadura de Fulgencio Batista y pone término al
dominio imperial sobre Cuba, que mediante subterfugios constitucionalmente
amañados, como la Enmienda Platt, reservaba dominio de territorio para Estados
Unidos, y que como herencia de esa imposición pervive la Base Naval de
Guantánamo, mancillando el suelo de José Martí y Máximo Gómez.
Otro referente regional
digno de reseñar lo constituyo la firma del Acuerdo de Punto Fijo, entre los
Partidos Acción Democrática y COPEI que en principio pareció ser una verdadera ruptura
para gobernar la nueva Venezuela
democrática, como negación de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, pero que
devino en gobiernos altamente represivos, criminales, corruptos y entregados a
los designio del amo del Norte.
De ahí que esa transición
hacia nuevos estadios democráticos y populares
que marco la verdadera ruptura en Venezuela lo constituye el fallido intento de golpe de
estado militar que encabezó el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías el 4
de febrero de 1992, para derrocar el gobierno Adeco de Carlos Andrés Pérez, que
había colocado a ese país en una anarquía total y en hechos de represión y
muertes a mansalva, que tuvo su punto culminante con el llamado Caracazo.
El 4f resulto “por
ahora” un fracaso militar, pero una resonante victoria política que marcó el
inicio de una nueva era con el devenir histórico y social de la República
Bolivariana de Venezuela liderada por el presidente Hugo Rafael Chávez Frías,
que trajo aparejada la construcción de una sociedad socialista y un referente
esperanzador para todos los pueblos oprimidos del mundo.
En ese orden hay que
destacar la Revolución Sandinista que derroca en 1979 con las armas en las
manos la tiranía de los Somoza, con lo que se inicia la construcción de una
nueva sociedad que en una primera etapa fue malograda como consecuencia de la
guerra de baja intensidad montada por el Gobierno de Estados Unidos, pero años
después retorna al poder por la vía electoral y retoma el programa socialista
hacia una nueva sociedad.
El movimiento
indigenista liderado por Evo Morales y su Movimiento al Socialismo arriba al
poder en Bolivia, con lo que se inicia un proceso de construcción de una nueva
redención para las etnias que pueblan el altiplano suramericano y para el
conglomerado social excluido de las riquezas nacionales.
En Chile la Concertación
Democrática sustituye en el poder al dictador Augusto Pinochet, uno de los
regímenes más sangrientos y represivos del Continente, que había derrocado al
Gobierno de la Unidad Popular, del presidente socialista Salvador Allende, a lo
que hay que añadir los gobiernos social demócratas y socialistas en Brasil; el
Frente Amplio, en Uruguay, con Tabaré Vásquez y con el ex líder guerrillero
Pepe Mujica, y en sentido general, la
superación de las dictaduras militares de los 70s y de los 80s, en América del
Sur.
El autor es periodista-diputado